Antes de que sonara el despertador ya me remolía entre las sábanas. Sabía que tenía que levantarme temprano para reservar los billetes de autobús. En esta etapa del viaje mis padres se unieron a mí y sin cambiar el chip al que estaba acostumbrada. Aparecieron por el aeropuerto de Bangkok con una mochila de 5 kg cada uno y dispuestos a dormir donde hiciera falta. Así que bien temprano salí acompañada de mi padre de un hotel decadente de Hat Yai, para salir el mismo día destino a una de las islas más paradisiacas de Tailandia: Koh Lipe.
Un pequeño paraíso en Tailandia
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