Las Ngawha Springs (pronunciado Nafa Springs) están ubicadas en un área remota, a unos 4 km de Kaikohe, un pueblo de la isla Norte de Nueva Zelanda. Las termas fueron descubiertas hace 300 años por Kareariki, una mujer maorí, después de dar a luz a su hijo. Hoy en día siguen siendo un enclave maorí, en el barrio más cercano al manantial sólo viven familias maoríes y en Kaikohe la inmensa mayoría de la población también pertenece a esta raza. Cuando comento a la gente que me dirijo a Kaikohe (a casa de una familia maorí) la mayoría expresan un cierto desprecio y me alertan de no caminar durante la noche por sus calles. No lo hice, así que no puedo aportar más información que esa. Sí camine durante el día, sin apreciar indicios de peligrosidad, Kaikohe es un pueblo sin encanto y con una mayoría maorí.
Lo que sí tiene encanto son las piscinas termales de esta zona, un magnífico sitio para relajarse, desconectar y paliar dolencias musculares. Su ubicación en un lugar seco y con pocas atracciones naturales lo hacen más atractivo por tener la impresión de estar en un oasis en medio del desierto. Además no están contempladas en las guías turísticas por lo que no están masificadas e incluso se puede estar compartiendo el recinto con tan solo 4 personas más.
Hay una gran variedad de piscinas, 20 en total, cada una de ellas con diferentes propiedades acorde con el contenido mineral y temperatura del agua. En algunas hasta se puede encontrar lodo en el suelo para conseguir una piel más fina y suave untándolo por todo el cuerpo. La temperatura de la mayoría de piscinas oscila entre los 36 y los 40 grados centígrados aunque también se puede sumergir en piscinas de 23 o 45 grados. En estas últimas entrar en contacto con el agua se hace difícil por la alta temperatura. La mujer que regenta el lugar recomienda a los visitantes entrar al estilo maorí, es decir de espaldas apoyando las manos en el suelo y sumergiendo el trasero y la espalda primero de todo y dejar los pies para lo último. Realmente se nota la diferencia.
El precio de entrada es de tan sólo 4 dólares y el horario es de 9.00 de la mañana a 21.00 de la noche. Las instalaciones no son las mejores ni las más modernas. Hay vestuarios básicos para mujeres y hombres sin duchas ni taquillas. El olor que desprenden las termas por su contenido en azufre es desagradable al principio, pero luego uno se acostumbra. Lo que sí que hay que tener en cuenta es vestir con ropa o ropa de baño a la que no se le tenga mucho afecto, después de una visita a las piscinas el olor y el color no serán los mismos.