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Indígenas unidos por el medio ambiente

En un lugar recóndito de Aotearoa, el país más conocido como Nueva Zelanda, se celebró el primer simposio internacional de indígenas sobre el cambio climático durante la primera semana de mayo de 2018.

Te Kaha era el escenario, una bella localidad en la costa este central de la Isla Norte de Nueva Zelanda. Justo situada sobre la aleta del pez de Maui según las leyendas maoríes y uno de los primeros pueblos en ver el sol cada Año Nuevo. Un lugar con geología salvaje, bosques empinados difíciles de explotar pero con una diversidad de fauna y flora única en el país. Playas infinitas y desérticas siempre con un guardián en acción en el horizonte, la White Island, el único volcán marino en activo del país que emana un vapor constante y visible a 40 kilómetros.

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Los habitantes de Aotearoa

La historia de Nueva Zelanda es relativamente corta al resto de países del mundo. No fue poblada hasta el siglo XIII. Aunque antes de estos asentamientos se conoce que hubo una raza llamada Moriori, un pueblo  pacífico de las islas Chatham, un archipiélago al este de Nueva Zelanda. Ahora bien, entre los años 1200-1300 exploradores polinesios encontraron las 2 grandes islas perdidas en el Pacífico que ahora forman Nueva Zelanda. Ellos la llamaron Aotearoa, que se traduce comúnmente por “La tierra de la gran nube blanca”. El origen del nombre es discutido por varias tradiciones orales, puede que fuera el nombre de la waka (canoa) del explorador Kupe, el primero en descubrir este trozo de tierra según algunas tradiciones; o una historia mucho más extendida es la que cuenta como la mujer de Kupe empezó a gritar “He ao, He ao!” al avistar una gran nube blanca sobre una nueva isla en medio del Océano, expresión que se traduce por “¡Una nube, una nube!”.

Maoríes interpretando a sus antepasados, Waitangi

Maoríes interpretando a sus antepasados en Waitangi

Los maoríes no se identificaron como tales hasta la llegada de los europeos en el siglo XVII, en ese momento para diferenciarse de los colonos se hicieron llamar Māori, que se traduce por común, corriente. Los primeros asentamientos vivían de la caza y la recolección. Poco a poco fueron importando fruta y verdura de la Polinesia como la kūmara, una patata dulce o el boniato. En la isla del Norte la pesca era una gran fuente de alimento.

Artesanía maorí custodiada por un antepasado representado en una escultura de madera

Artesanía maorí custodiada por un antepasado representado en una escultura de madera

En 1642 el primer explorador europeo dio con la tierra habitada hasta el momento por gente de la Polinesia. Abel Tasman llegó de Holanda y delineó la costa oeste desde Hokitika hasta Cape Maria van Diemen, más tarde otro explorador holandés llamó Nieuw Zeeland al lugar que descubrió Tasman. Tuvieron que pasar 127 años hasta que  un nuevo contacto europeo alcanzara las islas. El inglés James Cook llegó en 1769 en su primera de las tres visitas a las islas. A finales del siglo XVIII Nueva Zelanda atrajo cazadores de focas y ballenas hasta que a principios del siglo XIX algunos empezaron a quedarse y expandir el negocio de la ganadería.

Relaciones maoríes – europeos

Con la llegada de los primeros Pākehā, gente blanca, las relaciones con los maoríes fueron más o menos cordiales. Aun así hubo incomprensión y crueldad por ambas partes. Los europeos eran minoría y acataron la autoridad de los maoríes para sobrevivir y compartir los recursos del país. En 1830 no había más de 300 Pākehā habitando Nueva Zelanda, mientras que el número de maoríes era de unos 100.000, aunque no se empezaron a relacionar formalmente hasta el periodo de la industria ballenera.

Marae, lugar de encuentro de maoríes

Marae, lugar de encuentro de maoríes

Durante este tiempo algunos capitanes de barcos no trataban bien a los maoríes, por eso el gobierno de New South Wales en Australia confeccionó leyes para protegerlos. Una de ellas ordenaba a los jefes de navíos que abandonaban Sydney “tener un buen comportamiento entre los nativos de Nueva Zelanda”. Estas leyes fueron el antecedente de la anexión por parte de los ingleses de Nueva Zelanda bajo los términos del Tratado de Waitangi.

Este tratado fue firmado el 6 de febrero de 1840 por la corona británica y más de 500 jefes maoríes. Después de la firma de este documento Nueva Zelanda se convirtió en colonia inglesa y los maoríes estuvieron sujetos a los británicos. Sin embargo, este documento no fue idéntico para ambas partes, en la versión inglesa no dice lo mismo que en la versión maorí. Por ejemplo, Kawanatanga que se traduce normalmente como gobierno,  aparece en la versión maorí. En la versión inglesa esta palabra se traduce por absoluta soberanía. Otra gran diferencia radica en la palabra tino rangatiratanga o autoridad principal. En la versión maorí aparece pero no en la versión inglesa. Es poco probable que alguno de los jefes hubiera renunciado a su autoridad. Muchos de otros de los malos entendidos fueron referentes a la adquisición de tierra, ya que hasta el momento los maoríes no conocían el término posesión. Definitivamente los británicos jugaron malas cartas a la hora de repartir y asignar territorios.

Hoy en día las relaciones entre ambas razas son cordiales, no hay ningún tipo de enfrentamiento ni se identifica odio entre las dos partes. Sin embargo no es una sociedad realmente mezclada, pakehas y maoríes no comparten, en su mayoría, relaciones sociales.

 Próximamente más sobre la actual situación social maorí en Nueva Zelanda.

Parada en Whangarei

Te Terenga Parāoa es otro nombre por el que se conoce Whangarei. Significa el lugar de reunión de las ballenas. Parāoa es el nombre maorí para denominar el esperma de la ballena. Esta criatura está muy bien considerada por los maoríes, se refieren a ella como el pez más grande del océano. Simbólicamente la  Parāoa representa personas de un status considerable. Como escultura tallada o motivos pintados simboliza salud, abundante comida y riqueza. Como nombre de un lugar, Te Terenga Parāoa, indica una zona rica en recursos, tierra, comida y gente.

 Para los antiguos maoríes la Parāoa era un importante regalo de los dioses. En tiempos lejanos los tohunga, lo que equivaldría a cura, subían por senderos hasta llegar a altares escondidos en lo más alto de los montes y rendían enérgicos rituales para atraer la Parāoa, animando a las ballenas a que entraran en el puerto.

Vistas que se pueden disfrutar en los alrededores de Whangarei

Las tribus de Whangarei son descendientes de los ancestros que migraron hasta aquí en waka (canoas) desde el Pacífico Central. Gracias a las fuertes  tradiciones se observa que varias waka llegaron a esta zona en diversos momentos, entre ellas TūnuiārangiRuakarameaMoekāakaraTe WakatūwhenuaMahūhūkiterangi y Mataatua. Al principio Whangarei fue ocupada por los Ngai Tāhūhū quienes llegaron con la waka Tūnuiāarangi. Para muchas generaciones los  Ngai Tāhūhū disfrutaron de una posición de poder y llegaron a ser una de las tribus más importantes en un área que se extendía desde Tāmaki  (Auckland) en el sur hasta la Bay of Islands en el norte. Hacia 1700 Ngai Tāhūhū empezaron a perder una parte considerable de su territorio por culpa de las guerras inter tribales. Finalmente, el área de Whangarei fue todo lo que les quedó de lo que un día fue un gran imperio.

He waiata, una canción maorí para las montañas sagradas y las tribus de Whangarei.

Tēnei au ka piki ngāparinga pātūwatawata, pā maioro o Maunga Parihaka, ka kite atu ngā hapū me ngā maunga tapue

Ka huri whakaterāwhiti ko taku aro ki te kapua hōkaia ki rūnga Maunga Rangitihi Tērā ko Ngāti Pūkenga me Te Tāwera e

Ka rere atu au ki te kohu tatao ana i ngā kōhatu teitei o Maunga Manaia, ko Ngai Tāhūhū te iwi e

Ka whakarērea te pou o te whare kia tau iho rā ki runga Maunga Rangiora

Ko Takahiwai te papakāinga, ko Patuharaekeke te hapū e

Ka huri whakauta au kia rere atu ki runga Otaika ka tau ki Te Toetoe ko Pāa-Te Aroha te marae e

Ka hoki whakatehauāuru ki Maunga Tangihua, ki Maunga Whatitiri, ki aku huānga

Te Uriroi me Te Parawhau e

Ka huri whakararo taku titio ki a Ngāti Kahu, ngā uri a Torongare, ko Hurupaki ko Ngārārātunua, ko Parikiore ngāmaunga e

Ka haere whakaterāwhiti ki Maunga Maruata me Maunga Pukepoto, kia tau iho ki roto o Ngāti Hau e

Tēnei ka hoki ki Maunga Parihaka, kātahi au ka tau iho e

TRADUCCIÓN

Aquí he subido al terraplén de la gran fortaleza del Monte Parihaka donde puedo ver la gente de mi tribu y sus sagradas montañas

Hacia el este se torna mi mirada, veo las nubes perforadas por el Monte Rangitihi, ahí están Ngāti Pūkenga y Te Tāwera

Ahora vuelo hacia adelante, hacia la bruma suspendida encima de la noble cumbre del Monte Manaia, Ngai Tāhūhū son las gentes

Huyo de mi hogar para pisar terreno del Monte Rangiora, el pueblo de Takahiwai y la gente de Patuharakeke

Luego vuelo al interior pasando sobre Otaika para descender en Te Toetoe encima de la marae de Pā-te-Aroha

Voy hacia el oeste al Monte Tangihua y al monte Whatitiri, donde están mi familia Te Uriroroi y Te Parawhau

Allí miro hacia el norte, a Ngāti Kahu, los descendientes de Torongare Hurupaki, Ngārārātunua y Parikiore son sus montañas

Vuelvo hacia el este de nuevo, ahora al monte Maruata y Pukepoto

Para descender entre Ngāati Hau

Y así vuelvo al monte Parihaka donde empezó mi día y ahora termina

Vista de Whangarei desde lo alto del Monte Parihaka

Rangitoto: El volcán más joven de Auckland

Hace tan solo 600 años que surgió de las aguas del golfo de Hauraki. El volcán Rangitoto estuvo en activo algunos años antes de que los primeros maoríes llegaran de la vecina isla de Motutapo. Ellos nombraron la isla “Te rangi I totongia a Tamatekapua”, es decir “El día en el que la sangre de Tamatekapua fue derramada”, Tamatekapua era el nombre del jefe de la canoa “Te Arawa” que llegó en el año 1350. Las tribus maoríes no vivieron nunca permanentemente en la isla, la usaban solamente para cazar y pescar. Años más tarde, en 1854 el gobierno Europeo compró la isla Rangitoto (2.311 hectáreas) a los dueños maoríes por 15 libras. En 1890 se convirtió en dominio público. Ahora es una isla preservada de los animales nocivos para poder conservar la flora y la fauna.

Kowhai Grove, uno de los caminos con vegetación más densa

Mckenzie Bay Road,suelo de lava volcánica y vistas de la ciudad de Auckland al fondo

Sólo poner un pie en la isla te das cuenta de la paz que se respira, lo único que se oye son los silbidos de algunos pájaros y zumbidos de algún insecto, los únicos habitantes de la isla. Las vistas son inéditas, con más de 200 especies de plantas y árboles, donde por supuesto se incluyen la Silvern Fern (helecho plateado), uno de los símbolos de Nueva Zelanda. Además de la flora y la fauna la isla conserva algunas de las casas de verano llamadas “Bachs”. Casitas construidas a finales de los años 30 del siglo pasado para veranear y dónde habitualmente se celebraban fiestas, competiciones de pesca, conciertos y otros eventos.

Variedad de flora que se puede encontrar en la isla, primera vista del «Silverfern»

Uno de los pocos habitantes de la isla

Una de las Bachs (casas de verano) que se conservan en la costa de Rangitoto

Hay diversos recorridos para llegar al cráter, el más directo es el Main Summit Track pero antes uno se puede perder por el camino Kowhai Grove, donde se abre un frondoso sendero en el que visualmente las tonalidades de verde son las protagonistas y los pájaros son los guías de esta pequeña senda. En unos 15 minutos se llega a Mckenzie Bay Road, una carretera que rodea la isla por la costa y por la que se puede llegar, con más tiempo, a la cumbre del volcán. La mayoría de visitantes estarán sujetos al horario del último ferry de vuelta a Auckland, así que lo mejor es tomar el camino directo. El Main Summit track, más empinado y abrupto, recompensa con los mares de lava que se abren en cada paso que se da, salpicados de abundante vegetación. En los últimos 15 minutos de recorrido hasta la cima se vuelve abrir un bosque húmedo donde las raíces centenarias de los árboles recorren hacia abajo el camino. Finalmente, si las nubes lo permiten, los últimos pasos llevan hacia un impresionante paisaje de la bahía de Hauraki. Aquí se pueden contemplar algunas de las islas que la forman, como la isla vecina de Motutapo. Además, en una de las travesías que se bifurcan en el último tramo del trayecto se puede acceder a las cuevas de lava formadas tras la erupción.

Último tramo para llegar al cráter del volcán

Vista desde la cima del volcán

Para deleitarse de los paisajes de la isla se puede llegar con ferry desde el puerto de Auckland, cada día salen 3 ferries hacia el volcán. El precio no es muy asequible (28$ i/v), pero estando en Auckland vale la pena escaparse de los altos rascacielos y calles sobrecargadas. La isla Rangitoto está muy encarada al turismo con amplia señalización y paneles de información. La mejor opción, para disfrutar bien de la isla, es tomar el primer ferry que sale desde la terminal de Auckland y volver con el último que parte de Rangitoto por la tarde.