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Indígenas unidos por el medio ambiente

En un lugar recóndito de Aotearoa, el país más conocido como Nueva Zelanda, se celebró el primer simposio internacional de indígenas sobre el cambio climático durante la primera semana de mayo de 2018.

Te Kaha era el escenario, una bella localidad en la costa este central de la Isla Norte de Nueva Zelanda. Justo situada sobre la aleta del pez de Maui según las leyendas maoríes y uno de los primeros pueblos en ver el sol cada Año Nuevo. Un lugar con geología salvaje, bosques empinados difíciles de explotar pero con una diversidad de fauna y flora única en el país. Playas infinitas y desérticas siempre con un guardián en acción en el horizonte, la White Island, el único volcán marino en activo del país que emana un vapor constante y visible a 40 kilómetros.

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El asombroso Milford Sound

Localizado en la parte más sur occidental de Nueva Zelanda el Parque Nacional de Fiorland es uno de los lugares más impresionantes que se pueden visitar en Nueva Zelanda. Este rincón de la Isla Sur forma parte de Te Wāhipounamu (aguas de jade en maorí) junto con Westland Tai Poutini,  Aoraki/Mount Cook y  Mount Aspiring Tititea y fue declarado patrimonio mundial por la UNESCO.

Paisaje que se puede contemplar de Queenstown a Te Anau

Paisaje que se puede contemplar de  Te Anau a Milford Sound

Valle Eglinton, en la Milford Road

Valle Eglinton, en la Milford Road

Una de las innumerables cascadas de Milford Sound

Una de las numerables cascadas de Milford Sound

Este parque, con más de 1.2 millones de hectáreas confluye con montañas, lagos, fiordos y bosques frondosos.  Los paisajes que se pueden disfrutar desde Queenstown a Te Anau ya son increíbles, la fuerza de la naturaleza prevalece por encima de todo, una carretera poco transitada es de las pocas cosas que rompen la harmonía del paisaje.  Desde el pequeño pueblo de Te Anau el viajero puede escoger varias opciones para adentrarse en el Parque Nacional de Fiorland, dependiendo del tiempo, su perfil, presupuesto… Además las dimensiones son tan grandes que tendrá que escoger lo que más cumple sus expectativas. En mi caso, y también una de las opciones más populares, fue hacer la excursión de un día desde Te Anau a Milford Sound pasando por la Milford Road.

Región de Fiordland

Región de Fiordland

Mount Peak

Mount Peak

Asombrante rincón del planeta

Asombrante rincón del planeta

Gracias a la humedad la vegetación brilla por todas partes

Gracias a la humedad la vegetación brilla por todas partes

Si los paisajes desde Queenstown ya me habían impresionado las vistas que se gozan hasta Milford Sound son increíbles, y más teniendo en cuenta que tuve la suerte de ir durante un día muy soleado, algo difícil teniendo en cuenta que es una de las regiones más húmedas del mundo, (las precipitaciones pueden alcanzar los 250 mm en un lapso de 24 horas). Durante las más de 2 horas de trayecto, a causa de las intermitentes paradas del autobús en cada uno de los lugares con magníficas vistas, la paz y la tranquilidad fueron las protagonistas de esta película, con algunos turistas y varios animales como extras. Valles, ríos, lagos, glaciares, cumbres nevadas… eran la puerta de entrada a los fiordos, una ruta en crucero nos esperaba en Milford Sound. Un barco zarpó desde el  transitado muelle y recorrió los picos que se alzan desde el mar de Tasmania, el icónico monte Peak de 1.692 metros salpicado por una niebla que con el tiempo dejó mostrar su pico es el top 1 del recorrido. Las cascadas repletas de agua, las focas tomando el sol en las diferentes rocas que conforman las bases de los montes y la todopoderosa riqueza del paisaje llegaron a su fin después de una hora y media de trayecto. Pero el viaje no acabó aquí. De vuelta, el autobús volvió a hacer varias paradas tan asombrosas como las de primera hora de la mañana.  

Milford Sound

Milford Sound

Dejando atrás los fiordos

Dejando atrás los fiordos

Vista desde el muelle

Vista desde el muelle

Lugar mágico

Lugar mágico

Uno de los simpáticos keas que nos encontramos en el camino

Uno de los simpáticos keas que nos encontramos en el camino

Lago en la Milford Road

Lago en la Milford Road

A las 16.00 de la tarde ya estábamos en Te Anau de nuevo, una tarde para relajarse, contemplar el segundo lago más grande Nueva Zelanda y asimilar como de bonita puede ser la naturaleza.

El Mount Cook, el más alto de Nueva Zelanda

Cima de Aoraki, Mt. Cook

Cima de Aoraki, Mt. Cook

Con 3.750 metros de altura Aoraki en maorí o Mount Cook en inglés es la montaña más alta de Nueva Zelanda. Un amigo me ha recomendado que vaya al Parque Nacional y haga una de las caminatas, la llamada Mueller Hut. Estoy en Te Anau y quiero ir directamente hasta el Mt.Cook, ya he estado en Queenstown y no quiero perder tiempo. Las posibilidades son pocas ya que el transporte público es caro y se pierde mucho tiempo ya que los horarios son incompatibles con todos los transbordos y tengo que esperar más de un día para llegar al destino final. Así que tomó la decisión más barata y más divertida, recorro los 450 km en auto stop con 6 vehículos diferentes y llego  en tan sólo unas 6 horas de viaje.

Cromwell, uno de los pueblos dónde tuve que esperar un ratito...

Cromwell, uno de los pueblos dónde tuve que esperar un ratito…

Paisaje de Mackenzy Country

Paisaje de Mackenzie Country

Además, los paisajes del recorrido hacen que el viaje sea mucho más interesante. Al abandonar Queenstown el recorrido te lleva por el llamado Mackenzie Country, un territorio muy seco y con montañas de escenario de fondo.  Un poco más allá de Twizel, el pueblo más cercano al parque nacional (78 km), ya se puede avistar el pico del monte más alto de Nueva Zelanda, el Monte Cook se alza sobre el paisaje con el lago Pukaki como elemento en primer plano. Es una imagen sorprendente después de un día viajando. Finalmente, el último coche me deja en la misma puerta del hostel donde me voy a alojar los siguientes 2 días.

Lago Tekapo con el Mt. Cook al fondo

Lago Pukaki con el Mt. Cook al fondo

Según la leyenda maorí el monte Aoraki surgió después de que Aoraki (Nube en el cielo) y sus 3 hermanos, hijos de Raki (el Padre Cielo) y Papa-tui-nuku (la Madre Tierra) bajaron en waka (canoa) al mundo que conocemos hoy. Después de explorar por las aguas y no encontrar ni un solo pedazo de tierra y queriendo regresar al mundo celestial, su waka se escoró convirtiéndose en piedra y tierra. La canoa se asentó alzándose más sobre el agua del lado oeste que del este. De esta manera, la canoa formó la Isla Sur de Nueva Zelanda, de ahí el nombre Te Waka o Aoraki. Aoraki y sus hermanos subieron al punto más alto y se convirtieron en piedra. Hoy todavía siguen ahí. Aoraki es el pico más alto, también llamado Monte Cook y sus hermanos son los siguientes picos más altos que están a su lado: Rakiro (Mt. Dampier), Rakirua (Mt. Teichelmann), Rarakiroa (Mt. Tasman). Es por eso que para la tribu  Ngāi Tahu, la más amplia de la Isla Sur, Aoraki sea una montaña tan sagrada y esté sujeta a restricciones especiales para subir a su cima.

Panorámica de las montañas más altas de los Alpes Neozelandeses

Panorámica de las montañas más altas de los Alpes Neozelandeses

Vistas durante la subida al Mueller Hut

Vistas durante la subida al Mueller Hut

Siguiendo las recomendaciones de Jaume, el chico de St. Pol que conocí en Queenstown,  al día siguiente subo  hasta el Mueller Hut (1.800 m). Un trekking  de 5,2 km y de nivel moderado. Todo el camino es cuesta arriba, primero con «solo» 1.810 escaleras cómodas y un último tramo más divertido con piedras, rocas y nieve por las que saltar y agarrarse bien… Las vistas que percibo desde ahí arriba son de película. Poco a poco a medida que subo se ve un poco más de lo que envuelve  la montaña, veo  el pueblo más pequeño y los picos que me rodean más grandes. Parece que esté a punto de tocar los glaciares con los dedos. Cuando llego al tramo final, una vez ya pasadas las piedras y rocas, el paisaje es blanco, no importa la estación del año que sea. En algún momento solo estoy yo, la nieve y las montañas que me rodean. Es fascinante, la belleza de la naturaleza supera cualquier obra humana. Cuando ya veo y llego por fin al Mueller Hut siento orgullo de mí, si… ¡soy una principiante total!

Una de las partes divertidas del camino

Una de las partes divertidas del camino

Belleza natural

Belleza natural

Mueller Hut

Mueller Hut

Autofoto como puedo...

Yeaaaaah!

Tan cerca...

Muy cerca…

La bajada es divertida y mucho más rápida. Como todavía es pronto voy a echarle un ojo al Centro Alpino de Edmund Hillay, un tributo al explorador más conocido de Nueva Zelanda. Sir Edmund Hillary hizo historia por ser el primero que subió con éxito el monte Everest acompañado del sherpa Tenzing Norgay, fue el día 10 de marzo de 1953 a las 11.30 de la mañana. Su comentario al llegar a la cima fue “Well we knocked the bastard off”  (Bien, hemos terminado con este cabrón). Otro de sus logros fue llegar al Polo Sur el día 4 de enero de 1958. No obstante, los kiwis, muy orgullosos de Sir Hillary, presumen del significado del monte Aoraki para el explorador. El monte Cook representó un punto importante de inicio para las travesías de Edmund Hillary. En él se entrenó durante los años 40 y subió a su cima, considerado hoy en día uno de los picos más difíciles de subir. También lo visitó a menudo una vez ya retirado. A los 51 años estuvo con Tenzing Norgay, su compañero en el Everest. En 1977 volvió y rodó el documental para televisión “A view from the Top”.

Cuando el cielo y la tierra se tocan

Cuando el cielo y la tierra se juntan

Happy! :)

Happy!

Así que ya sabéis,  si visitáis Nueva Zelanda este es un lugar de obligada parada.

Sir Edmund Hillary dijo una vez: “It is an act of worship just to sit and look at a high mountain”.  (Sentarse y mirar una montaña alta es un acto de adoración).

El valle desde arriba

El valle desde arriba

Sir Edmund Hillay Alpine Centre

Sir Edmund Hillay Alpine Centre con una foto de él y su mujer

Los maorís hoy

¿Qué idea se tiene fuera de Nueva Zelanda sobre la cultura maorí? ¿Cómo viven? ¿Preservan su cultura? ¿Se relacionan con los neozelandeses de procedencia europea?

Antes de llegar a este país tenía una idea preconcebida, errónea, sobre los maoríes. Creía que a pesar de las diferencias del pasado con los europeos habían llegado a estrechar lazos y compartían el día a día. También creía que aunque convivieran con la cultura europea preservaban, en general, sus tradiciones, la cultura y la lengua. Pero la realidad no es esta.

Es mucho más complicada que decir están integrados o no. No es negro o blanco, con los maorís, cuando indagas un poco encuentras multitud de matices. La situación de esta parte de la población no es la mejor, tampoco es comparable con la triste realidad de los vecinos aborígenes australianos, por eso he querido darles voz y presentar una pequeña visión de lo que pasa en Nueva Zelanda.

El total de la población de Nueva Zelanda es de 4.441.300 habitantes. De estos, el 15,4% son maorís. Con la llegada de los europeos a partir de finales del siglo XIX, la población maorí empezó a disminuir a favor de la población pakeha (gente blanca), con ello sus derechos, su cultura, su lengua, sus tierras…también desaparecieron.

Estas diferencias que hubo en el pasado podrían explicar algunos de los porqués del presente.

Según el Departamento del gobierno “Statistics New Zealand Tatauranga Aotearoa”  un 25% del paro total (marzo 2012) corresponde a los maorís, esto significa una cifra altísima si recordamos que solo un 15% de la población de Nueva Zelanda es maorí. Así, el paro maorí representa un 14,6%, tres veces más que el desempleo Pakeha, de un 4,5%. La situación para los jóvenes maorís no es tampoco muy alentadora, un 25,4% de jóvenes maorís entre 18 y 24 años están en el paro. En marzo del año pasado la cifra total de ayudas para maorís fue del 33.2%.

Estas son algunas de las cifras que representan la situación actual. Aun así he podido sacar más conclusiones después de hablar con varios pakehas y maorís.

Baile maorí en la marae de Waiheke el pasado 6 de febrero, Treaty of Waitangi Day

Baile maorí en la marae de Waiheke el pasado 6 de febrero, Treaty of Waitangi Day

Empecé por contactar con gente maorí para pasar una semana conviviendo. Te Miringa fue la protagonista de la historia. Te Miringa vive en Kaikohe, una población de Northland, en la isla Norte. Su vecindario está a unos 5 km del pueblo y todos los que ahí viven son maorís. Te Miringa es maorí pero no habla maorí. Sabe algunas palabras pero en casa con su familia habla inglés. Es una familia bien integrada en la sociedad occidental y con algunas tradiciones maorís. A la hora de la cena William, el nieto, recita la  karakia, una oración maorí.  Pertenecen a la tribu Ngāi Tāhuhu. Cuando los maorís se presentan lo primero que dicen no es su nombre sino cuál es su montaña, su río, su lago…es por eso que cada tribu tiene sus propios elementos naturales. También poseen un lugar de reunión, la marae, donde tienen lugar las ceremonias importantes. No se puede acceder a una marae si no se ha sido previamente invitado por algún miembro de ella. Existen las maraes turísticas, sobre todo en la isla Norte, pero no es exactamente la realidad. La familia de Te Miringa no es precisamente los maorís que se sienten orgullosos de serlo ni tienen interés en enseñarme su cultura.

Parece que Te Miringa no está por la labor de preservar las costumbres y la cultura de sus ancestros. Los propios miembros de la familia no están interesados en aprender maorí, los niños solo hablan inglés. Los vecinos que me encuentro por la calle tampoco hablan la lengua. De hecho en Nueva Zelanda tampoco existe ningún movimiento fuerte y popular que defienda la cultura maorí.

 Pero esto es solamente una primera impresión. La siguiente entrevista la tengo con Craig, un chico de 35 años que lleva toda la vida tratando con maorís, su familia ha dado trabajo durante años a centenares de maorís en las plantaciones de boysenberries.  Para él hay diferentes tipos de maorís, los clasifica en tres grandes grupos: ricos, pobres y los que están realmente preocupados por su cultura y la defienden. Afirma que las 2 culturas conviven pacíficamente pero el interés de los europeos por la cultura maorí es mayoritariamente nulo. El hecho de que mucho de los maorís estén en situación de riesgo social complica la imagen que tienen los pakehas en relación a los maorís. La imagen que la mayoría de maorís de clase baja se han ganado es de trabajar poco, tomarse días libres por cualquier motivo, no importarles tanto el trabajar como estar con los amigos y la familia…

Craig resalta que durante la recogida de boysenberries nunca sabe quién va a ir a trabajar al día siguiente. Dado que el contrato de trabajo es por cajas recogidas a lo largo del día en lugar de por horas no hay control de los que van a diario a trabajar. “No puedo entender la irresponsabilidad de algunos de los maorís que trabajan para mí. Para poner un ejemplo, se toman 5 o 6 días libres cuando se les muere un familiar cercano, no importa que en el trabajo falten, todos lo hacen.” Para Craig no es una cuestión totalmente cultural, sino también socioeconómica. “Tengo amigos maorís, mi mejor amigo es maorí pero no tiene nada que ver con los que vienen a recoger fruta. Mi amigo pertenece a una clase media alta y siempre se ha rodeado de pakehas, en realidad no es una persona que preserva la cultura de sus ancestros”. Por otra parte también tiene una amiga y vecina maorí y me cuenta que ella definitivamente está muy interesada en conservar su cultura. Será interesante hablar con ella. Su nombre es Hinei- Haea y vive en una urbanización de Whakatane.

Nada más llegar a casa de Hinei-Haea me quedo anonadada, vive con su marido y sus hijos en una inmensa casa delante del mar, rodeada por campo, pocas casas más se han construido a su alrededor. Ella, sorprendentemente es blanca, no tiene rasgos maorís, pero el 50% de su sangre proviene de maorís. La casa es moderna y decorada con muchos motivos de la cultura: cuadros, esculturas de madera, objetos de decoración…

Me invita a una copa de vino blanco y empezamos a charlar. Para Hinei-Haea la situación  actual es complicada. Según ella, la primera razón por la que los maorís y los pakehas no se mezclan socialmente es por un problema histórico, “cuando llegaron los ingleses hubo un mal entendido. Hay mucho enfado por todo los que se les quitó, toda la cultura desapareció de la noche a la mañana.” Se lamenta. Y opina “cuando un grupo está en minoría es difícil preservarlo y más todavía si hay otro grupo mayoritario que lo quiere suprimir.” Por otro lado, una segunda razón de la actual situación de segregación es un problema socioeconómico, “a principios del siglo XX los blancos contaban con muchas ayudas del gobierno, mientras que los maorís no recibían nada, eran considerados ciudadanos de segunda…” comenta Hinei-Haea.

Lo que me resulta extraño es que no haya movimientos fuertes a favor de la cultura maorí y tengo la sensación que no se quiere preservar, así que le pregunto cuál es su opinión. Ella me dice que si se quiere conservar, “es por eso que hay bandas como los Black Power o los Nomads, porque quieren defender la cultura maorí”.

Por supuesto el tema del Tratado de Waitangi sale durante esta conversación. Hinei-Haea me cuenta que no fue nada justo para los maorís. En el tratado se incluían nuevas palabras para los maoríes que no significaban lo que les habían dicho. En la versión maorí se decía que los maoríes seguían en posesión de la tierra  mientras que en la versión inglesa  se les daba soberanía a los ingleses sobre Nueva Zelanda.  Para llegar a vivir en una sociedad igualitaria Hinei-Haea cree que el gobierno debería hacer más esfuerzos. “Actualmente lo toma en consideración en una pequeña parte. El Gobierno está devolviendo algunas tierras que fueron de los maorís, pero todavía tiene mucho que devolver.” Además cree que la educación es una cuestión primordial “en los colegios se debería reforzar el biculturalismo a favor de la cultura maorí”.

Hongi, tradicional saludo maorí

Hongi, tradicional saludo maorí

Unos días más tarde tengo la oportunidad de hablar con un hombre maorí que trabaja como yo en la recogida de boysenberries, su nombre es Maui Kahukuranui. Le pregunto si le gustaría recuperar las tierras que anteriormente fueron de los maorís, pero él cree que en realidad la tierra no pertenece a nadie, solamente a quien la creó, “me gustaría que me devolvieran lo que nos robaron: el aliento, la respiración…” aclara. Me cuenta que en el tratado de Waitangi no preguntaron a todos los maorís, y para él no todos los maorís son iguales, algunos han sido víctimas de los pakeha y rechazan su propia cultura.

Queda un largo camino para el buen entendimiento entre las dos culturas. No es un problema de etnias. El problema nace en el hecho de que las dos culturas, la pakeha y la maorí, son gente de Nueva Zelanda, Aotearoa es su principial fuente de identidad, es una tierra compartida por las dos culturas. Según Ranginui Walker, académico y escritor maorí, lo que se debería potenciar es la biculturalidad. Explica que los maorís son forzados a ser biculturales, la cultura pakeha es tan dominante que pueden vivir siendo monoculturales sin contacto o empatía por maoritanga (cultura maorí). “Los maorís han tenido que hacer un proceso hacia el biculturalismo. Han tenido que aprender habilidades para sobrevivir en un entorno urbano e industrial. Este hecho les hace más complejos y posiblemente gente más interesante que aquellos que son monoculturales. Los pakeha por otra parte, no han sido obligados a ser biculturales, han podido permanecer ignorando y siendo monoculturales.”

A muchos pakeha les gusta decir que son una misma gente, tal como escribió el capitán Hobson en el Tratado de Waitangi “he iwi tahi tātou” “We’re now one people” (Ahora somos una gente) o también les gusta decir que viven en una sociedad multicultural formada por gente de las Islas del Pacífico, China, Grecia, Vietnam… donde ponen a los maorís en el mismo saco que a las otras nacionalidades,  pero según el profesor Hirini Moko esto solo es una cortina de humo para crear distancias en las relaciones entre pakehas y maorís.

La esperanza de que algún día exista un país bicultural nunca se pierde, pero mientras sigan existiendo sentimientos de superioridad de culturas el camino será muy largo…

Fuentes:

Statistics New Zealand Tatauranga Aotearoa  http://www.stats.govt.nz/

Maori, pakeha and democracy. Mulgan Richard. Oxford University Press 1989.